Seleccionando monómeros específicos se puede conseguir una poliamida cristalizable y permanentemente transparente. Los cristalitos son tan pequeños que no dispersan la luz visible y el material parece transparente al ojo humano, una propiedad conocida como estalinidad del microgrito. Debido a su cristalinidad, la estructura microcristalina conserva propiedades importantes, como la resistencia al agrietamiento por tensión, sin enturbiarse. Sin embargo, el grado de cristalinidad es tan insignificante que no influye negativamente en el comportamiento de contracción de las piezas moldeadas. Sufre una contracción isotrópica similar a la de los materiales amorfos.
Es una poliamida de baja viscosidad y permanentemente transparente para moldeo por inyección.